Glaucoma

GLAUCOMA

El glaucoma engloba un conjunto de enfermedades que provocan un daño progresivo e irreversible en el nervio óptico. Esta estructura es fundamental para la visión ya que, a través de ella, las imágenes que capta la retina se transmiten al cerebro para que ese las interprete y se genere, por tanto, la visión. Esta enfermedad se caracteriza por la muerte progresiva de los axones encargados de transmitir la información visual.

El principal factor de riesgo que puede desencadenar un glaucoma es la hipertensión ocular. Por lo general, esta condición ocurre porque, por diferentes causas, el humor acuoso (líquido que baña el interior del ojo) no drena correctamente y se acumula, ejerciendo una presión excesiva sobre el nervio óptico y causándole un estrés que no puede soportar

Sin embargo, hay personas con la presión intraocular elevada que no tienen glaucoma y pacientes con valores normales (inferior a 21mmHg) que, por lo contrario, desarrollan esta patología.

Uno de los grandes riesgos del glaucoma es la ausencia de síntomas hasta que la enfermedad está muy avanzada, por ello es fundamental el control de la presión ocular al menos una vez al año en la población, sobre todo a partir de los 40 años.

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Tratamiento de Glaucoma

El glaucoma es una patología crónica que actualmente no se puede curar, ya que no es posible regenerar el nervio óptico y recuperar la visión perdida. Sin embargo, la enfermedad se intenta controlar mediante diferentes opciones terapéuticas que tiene como objetivo conservar la visión que tiene el paciente en el momento del diagnóstico.

El tratamiento ante el glaucoma dependerá de las características concretas de la dolencia y del paciente que la sufra. En los casos más leves, es muy probable que la enfermedad se mantenga bajo control con la utilización de colirios hipotensores oculares. Estos colirios se han de aplicar una o varias veces al día, según prescripción del oftalmólogo y se deben mantener indefinidamente.

Para casos más avanzados, existen dos modalidades de cirugía para el tratamiento del glaucoma, la realizada con láser y la intervención quirúrgica propiamente dicha.

  • Tratamiento Láser. Laser DIODO G6, consiste en aplicar láser en la zona del cuerpo ciliar del ojo del paciente con glaucoma con lo que se conseguiría bajar la presión intraocular del paciente entre 20 y un 30%. Laser SLT, es un tratamiento laser no quirúrgico que se realiza en consulta y que ha demostrado una seguridad y efectividad muy altos, que bajan la presión intraocular de forma significativa.
  • Dispositivos de drenaje (MIGS). Son unos pequeños dispositivos que se implanta en el trabeculum del paciente con glaucoma con el fin de disminuir la presión sin las temidas complicaciones como la hipotonía. Se trata de una cirugía más sencilla y rápida que la tradicional.
  • Válvula de Ahmed. Para casos muy graves, en los cuales una cirugía filtrante de glaucoma no ha tenido éxito, se utiliza un dispositivo de drenaje, mayor que los MIGS para casos de difícil manejo terapéutico por parte del oftalmólogo especializado en Glaucoma.
  • Trabeculectomia. Es la cirugía por excelencia del glaucoma. Se indica para reducir la presión intraocular en pacientes con glaucoma cuando el tratamiento con hipotensores no es suficiente y la enfermedad sigue avanzando. Esta intervención consiste en abrir una vía de salida del humor acuoso desde la cámara anterior del ojo hasta el espacio subconjuntival, creando una ampolla de filtración debajo de la conjuntiva, a través de un pequeño orificio en la esclera (parte blanca del ojo). Gracias a esta intervención, que se realiza en alrededor de 45 minutos, se favorece el drenaje del humor acuoso y, en consecuencia, la disminución de la presión intraocular.

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